La porcelana es un material cerámico elaborado principalmente con caolín, una arcilla primaria sin impurezas. Se cuece a alta temperatura y resulta ser un material no poroso y generalmente de color blanco de base. Se limpia con facilidad pero si se introduce suciedad en grietas o fisuras hay que aplicar papetas con peróxido de hidrógeno para blanquear. Las superficies de fractura que se generan al romperse tienen una excelente coincidencia por lo que el pegado conviene realizarlo por colada y con adhesivo acrílico que permita corregir en las revisiones tras la composición de la pieza.

El tratamiento descrito es válido tanto para porcelana como para cerámica esmaltada.El relleno y nivelado de pérdidas de poca entidad se puede hacer con estuco sintético, usando una masilla epoxi para la reconstrucción de pérdidas de mayor tamaño. Éstas se acabarán también con estuco sintético. En el lijado de éstos añadidos habrá que extremar el cuidado para no abrasionar las superficies próximas de la porcelana. Será preciso frecuentemente recurrir a técnicas de moldeo con silicona para las reconstrucciones de pérdidas de cierta entidad.


La entonación cromática de las bases se puede ejecutar con colores acrílicos que generan superficies uniformes y cubrientes, precisando de la aplicación de varias capas y de su retoque con lijas de grano muy fino. Las decoraciones pintadas se pueden reintegrar a pincel con acrílicos o con pigmentos al barniz, pero para los finos matices y degradados de color es preciso el uso del aerógrafo con acrílicos diluidos.

Finalmente suele ser preciso unificar el brillo superficial con un barniz acrílico aplicado en varias capas según la intensidad del brillo original. Las primeras conviene aplicarlas con aerógrafo para no remover el color de las reintegraciones.

